Toda generación joven se constituye a partir de una diferencia que se va modulando luego de una toma de posición, más o menos explícita, condescendiente, contestataria o indiferente frente a lo recibido de la generación anterior. Es la discontinuidad en el tiempo, y la distancia entre las generaciones adultas y las generaciones jóvenes, lo que da lugar a la incertidumbre de lo que vendrá. En la relación entre padres e hijos, adultos y jóvenes, este lazo no es sin conflictos ni desacuerdos. Sobre todo, cuando los códigos, deseos, experiencias, intereses, etc. excluyen, por lo menos parcialmente, a sus contemporáneos de generaciones anteriores. Podemos ver, por ejemplo, que las posiciones que asumen los adultos del film están particularmente ligadas a lo que consideran propicio y adecuado para esa etapa en la vida de sus hijos y serán determinantes, posibilitando u obstaculizando los acuerdos. En algunos casos, los mensajes y discursos de los adultos interpelarán a estos jóvenes desde la carencia, la ausencia, lo que les falta (capacidad, responsabilidad, deseo propio) pero, a la vez, desde la promesa y la esperanza de relevo y ascenso social. Es el caso del padre de Esteban, que negando el interés e inclinación literaria de su hijo, lo imagina como el constructor de los edificios del pueblo.
Siguiendo con esta perspectiva, los interrogantes y problemas que se despliegan en la película podrían considerarse atemporales, pasando inadvertidos los acelerados cambios y las nuevas condiciones sociales, culturales, laborales y tecnológicas sobre las que posiblemente estos discursos no encontrarían base firme para sostenerse. Si bien es evidente que las condiciones han cambiado, a la noción de juventud le cuesta todavía despegarse de las coordenadas típicamente modernas que la vieron nacer. Como señala la investigadora Rossana Reguillo Cruz “El Estado, la familia, la escuela, y (podríamos agregar el cine), siguen pensando a la juventud como una categoría de tránsito, como una etapa de preparación para lo que sí vale, la juventud como futuro, valorada por lo que será o dejará de ser” (Reguillo Cruz, 2000).