El tiempo en el film es una de las características en las que nos queremos detener. El tiempo o ritmo de la narración es importante en una película, porque determina formas de contar, amplifica temas o los suprime: es casi como un sistema de puntuación para la narración cinematográfica. Una imagen detenida, un primer plano, un travelling largo, refieren a un aspecto o plano en el que el director quiere que nos detengamos. De la misma manera, la estética del videoclip o del montaje hiperacelerado y fragmentado también construye un relato, que vuelve difícil detenerse en los detalles, “leer entre líneas” o elaborar más matices.
En esta película, el transcurrir del tiempo en este pueblo toma una forma cíclica, y no logra resolverse en el interior del mismo. La salida de este tiempo circular está en otro lado, afuera, en la gran ciudad. Da la sensación de que el tiempo tendrá que pasar para que aquel futuro esperado aparezca. El tiempo del relato da cuenta de esta inercia, casi desidia, cuando el film va presentando varias escenas “estáticas”, donde el tiempo pareciera no transcurrir nunca. Por ejemplo, vemos a Esteban mirar embobado a la muchacha llegada de la Capital, con un primer plano suyo que se suspende por varios segundos. Sin embargo, el tiempo parece cambiar de velocidad ante algunos hechos puntuales que rompen la monotonía de la vida pueblerina. Estos hitos van a ser, a su vez, los que provoquen cambios en las vidas y en las formas de pensar de estos jóvenes.