Bolivia, sugestivamente, va a ir exponiendo un compendio de miradas. Miradas que duelen, miradas amorosas, miradas líquidas, que se escurren casi sin mirar, miradas torcidas, que se empecinan en mirar mal al recién llegado, al que busca trabajo, o simplemente al otro, que por ser otro, pone en riesgo la propia posición. Este cruce de miradas, en sus íntimos detalles, devuelve lo que el realizador, a través de la cámara, intenta hacernos ver, quiere ver, impone ver.