María es la más joven de todas las prostitutas del burdel. Sus servicios eran reservados para clientes adinerados. El burdel era un espacio destinado a servir a los latifundistas de la zona, de quienes nadie ponía en duda su calidad de personas influyentes, intachables y católicas. No era el único lugar de encuentro de estos personajes: también lo era la iglesia. La doble moralidad de los personajes se ve reflejada en la vida licenciosa que se relata durante toda la película.