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Taller de imágenes

Migraciones y fronteras; centros y periferias

Por Ariel Jerez

Cuando mi invitan a participar en esta iniciativa de Tramas, estoy en las Islas Canarias.

La actualidad informativa normaliza la crisis de los cayucos, nombre periodístico para las frágiles embarcaciones con las que los inmigrantes arriban a las costas isleñas. Ponen un pie en “Europa”, en una región que por ser considerada “ultraperiférica” disfruta de ayudas específicas de la Unión Europea (UE). El control electrónico del Servicio Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) en el estrecho de Gibraltar que separa España de Marruecos ha desplazado hacia el sur la salida de los cayucos, aumentando la travesía de 17 a 200 km. para llegar Canarias. La ampliación del SIVE en la costa africana aleja hasta Senegal la partida de estas embarcaciones, internándose ahora más de 1.200 km. en el océano. Se localizan anualmente cerca de un millar de náufragos muertos, aunque las estimaciones de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) cuadriplican esta cifra oficial.

Los antiguos situaban en esta área la desaparecida Atlántida, que hay quien dice que ayudó a Colón a cruzar frontera imaginaria del mundo conocido y a “descubrir” América. Una vez doblegados los pueblos aborígenes, las islas fueron un enclave marítimo interesante para observar las contradicciones de la modernidad española, también ella progresivamente periférica y promotora de colonialismos internos. Una plataforma fundamental para articular las lógicas de inclusión/exclusión entre lo que serían los centros y las periferias atlánticos. Por los puertos canarios pasaron la soldadesca que iba a conquistar América, una considerable porción del tráfico esclavista que desangró África y regresaba buena parte de la plata del Potosí camino de El Escorial. El monopolizado “comercio de Indias” exigía a los hacendados canarios embarcar cinco familias por cada cien toneladas de mercancías. Como las palabras también tienen fronteras, lo que en las islas se llamaba “tributo en sangre” para los reyes castellanos era “derecho de familias”. Durante siglos la pobreza llevaría a cruzar el atlántico a miles de canarios, al punto de discutirse en la Universidad de La Laguna la “esclavitud blanca” – a pesar de ser asalariados-, muchas veces en haciendas de paisanos enriquecidos en distintos países de América latina. Por eso la otra foto en Venezuela, como recordatorio que ha tenido gran circulación en las redes de solidaridad españolas.


Ariel Jerez, Dpto. Ciencias Políticas, Universidad Complutense
Agradecimiento al fotoperiodista José Carlos Guerra